El vino, 100% tempranillo, toma su nombre del Alto Otero, un paraje de excepcional belleza en el corazón de La Rioja Alavesa, donde Miguel Torres tiene su bodega, y evoca al mismo tiempo la gastronomía de la península ibérica, reconocida en todo el mundo. La bodega, con una superficie de 25.000 m2, está situada en las afueras del histórico municipio de Labastida, a 1.271 metros de altitud, y fue construida bajo criterios de sostenibilidad e integración paisajística. Cuenta con paneles solares, aerogeneradores verticales y una caldera de biomasa que cubren el 50% de las necesidades energéticas de la bodega.