Waltraud 2015 de Bodegas Torres
Waltraud 2015 de Bodegas Torres: simbiosis entre arte y vino
La artista alemana Waltraud Maczassek ha creado la nueva presentación del vino que lleva su nombre
Vilafranca del Penedès. Waltraud 2015, la nueva añada del vino de Bodegas Torres elaborado con la variedad alemana Riesling, es la simbiosis entre arte y vino. Waltraud Maczassek, artista alemana y esposa del presidente de Bodegas Torres, Miguel A. Torres, no solo es la mujer que dio nombre al vino e inspiró su esencia, sino que es también quien ha diseñado su nueva presentación, con un mensaje sugerente, poético y directo que simboliza el espíritu y elegancia de este blanco nacido en el Alto Penedès.
La artista ha creado, para la etiqueta, un dibujo espontáneo y expresivo, elaborado con trazos mínimos –al estilo zen- que sugiere la forma de una cepa, símbolo del origen del vino. En él, combina fuerza y delicadeza, conceptos opuestos como los que expresa en su obra pictórica, que se inspira en la naturaleza, con títulos como ‘El caos y el orden’, ‘Lo etéreo y la forma’, ‘El azar y la estructura’, ‘La luz y la oscuridad’, ‘Lo espontáneo y lo racional’, ‘La naturaleza y la cultura’. Según Waltraud Maczassek: “Es un dibujo directo e intuitivo, minimalista, de la mente a la mano, sentido y cerebral. He querido hacer un diseño moderno y a la vez personal, con pocos trazos, porque, al igual que la escritura, los trazos hablan mucho de uno mismo”.
Artista alemana, arraigada en el Penedès
Nacida en Frankfurt, Alemania, Waltraud Maczassek ha dedicado su vida al arte, además de contribuir, durante 25 años, a la expansión de Bodegas Torres en su país natal, donde puso los cimientos de un mercado que es hoy uno de los más importantes de la firma. Echó raíces en el Penedès al contraer matrimonio con Miguel A. Torres en 1967, con quien tuvo tres hijos – Ana, Mireia y Miguel. La pasión que ha sentido siempre por la pintura y la fotografía la llevaron a estudiar Bellas Artes y Pedagogía en Alemania y, años más tarde, a ampliar sus estudios en Barcelona, licenciándose en Bellas Artes por la Universidad Sant Jordi.
Es en Cataluña donde ha desarrollado su carrera artística desde la figuración inicial, cuando plasmaba los paisajes y viñedos del Penedès, hasta la abstracción lírica de su obra actual. Para Waltraud Maczassek, la pintura es un proceso de búsqueda continua, de exploración de territorios desconocidos, que guarda cierto paralelismo con la elaboración de un vino. “Crear, para mí, es energía, expresión y sensibilidad”, comenta la artista. Y añade: “Ahora mi pintura habla de la naturaleza, de la creación desde el microcosmos al macrocosmos, de la complejidad de los sistemas de la vida”.
De su obra, que ha expuesto en varias ciudades europeas, los críticos destacan su mirada espiritual y poética sobre la realidad y su visión particular del espacio, armoniosa, en una comunicación sensible de trazos, signos y colores. Waltraud Maczassek compagina actualmente su creación artística con la presidencia de la Fundación Miguel Torres, dedicada a la protección de la infancia mediante el apoyo a proyectos impulsados por organizaciones públicas y privadas en todo el mundo.
Un vino que surge de la unión entre culturas y pasiones
De la unión entre un hombre y una mujer que decidieron compartir sus vidas, entre Alemania y España, entre la pasión por el arte de Waltraud Maczassek y por el vino de Miguel A. Torres, surgió el vino Waltraud, elegante y sutil. Miguel A. Torres decidió elaborar un vino en honor a su esposa utilizando variedades alemanas, concretamente la variedad Riesling, la más apreciada de las variedades blancas aromáticas, pero en este caso plantada en el Penedès Superior.
En estas zonas más altas y frescas, la variedad Riesling se ha adaptado a la perfección y produce unos vinos de excepcional calidad, perfumados, afrutados y enmarcados por una finísima acidez cítrica. Waltraud 2015, que acaba de salir al mercado, se distingue por su aroma floral y frutal, que recuerdan a la miel de azahar y al limón, con delicadas notas de pan de especias. En el paladar es sedoso y fresco, envuelto en una sutil elegancia.