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Bodegas Torres recupera dos variedades ancestrales resistentes a las altas temperaturas

Moneu y gonfaus se unen a las 40 variedades de uva recuperadas en los últimos treinta años, de las cuales solo siete tienen interés enológico

torres

Vilafranca del Penedès, 28 de septiembre de 2015. El proyecto de recuperación de variedades ancestrales de uva que Bodegas Torres lleva a cabo desde hace más de tres décadas, continúa dando sus frutos. A las variedades recuperadas como querol, garró y selma blanca, se suman ahora dos variedades tintas con gran interés enológico, que tienen la particularidad de ser muy resistentes a las altas temperaturas y a la sequía, lo que las hace especialmente interesantes para afrontar el cambio climático.

Se trata de la moneu y la gonfaus, que Bodegas Torres ha plantado de manera experimental en su finca de L’Aranyó, en Borges Blanques, en el corazón de la comarca leridana de Les Garrigues, tras un largo proceso que empezó con la localización, en 1998, de dos cepas viejas que resultaron ser de variedades desconocidas. Después de sanearlas, reproducirlas y plantarlas en diferentes fincas para comprobar su adaptación, la familia Torres ha constatado que estas dos variedades expresan su mayor potencial en climas áridos y en condiciones extremas.

Moneu fue localizada cerca de Querol, en el Alt Camp, y su nombre hace referencia al ‘Coster de Moneu’, el faldón del Torrente de Lloreda situado al sur de este municipio tarraconense. Gonfaus, por su parte, proviene del pueblo de Sta. Eulàlia de Puig Oriol, en la zona del Lluçanès, en la comarca de Osona. Su nombre viene del ‘Quintà de Gonfaus’, una zona de pastura situada al sudeste de esta localidad barcelonesa. Ambas variedades son muy resistentes a la sequía. Gonfaus es, además, poco productiva y probablemente se trate de una de las pocas variedades femeninas conocidas actualmente –la mayoría son hermafroditas-, según el departamento de viticultura de Bodegas Torres.

Para Miguel Torres Maczassek, director general de Bodegas Torres: “Recuperar variedades ancestrales es un proceso lento y largo que requiere mucha paciencia y horas de experimentación y el buen hacer de un gran equipo de profesionales. Este trabajo está a mitad de camino entre la viticultura y la arqueología y nos ayuda a entender mejor la riqueza de variedades de vid previas a la llegada de la filoxera a finales del siglo XIX.  Las variedades moneu y gonfau representan una recuperación del patrimonio vitivinícola en Cataluña, pero además pueden ayudarnos a afrontar los efectos del cambio climático”.

Desde que inició el proyecto de recuperación de variedades ancestrales a principios de los 80, Bodegas Torres ha logrado recuperar 40 variedades que se cultivaban antaño en Catalunya y que hoy habían prácticamente desaparecido. De éstas, solo 7 muestran gran interés enológico, entre ellas la querol y la garró, que se utilizan en el cupaje de Grans Muralles, y selma blanca, la primera variedad blanca recuperada del Penedès.

La recuperación de variedades ancestrales, más allá de Catalunya

Bodegas Torres ha decidido ampliar el alcance de su proyecto de recuperación de variedades ancestrales y ha iniciado, esta primavera, la localización de variedades desconocidas fuera de Catalunya, concretamente en la Rioja, Rueda, Ribera del Duero y Rias Baixas. Mediante la publicación de anuncios en medios locales, el equipo técnico de la bodega insta a los viticultores a que se pongan en contacto con ellos en caso de encontrar una cepa vieja que no logren identificar. Tras recibir la llamada del viticultor y constatar de que se trata de una variedad desconocida gracias a la ayuda de un ampelógrafo y al análisis de ADN de la cepa, Bodegas Torres iniciará un proceso de saneamiento, reproducción, adaptación de la variedad al campo y valoración de sus aptitudes enológicas que puede durar de ocho años a veinte años.

 

Sobre Bodegas Torres

El apellido Torres está ligado al vino desde hace más de tres siglos, cuando la familia plantó las primeras viñas en el Penedès. Desde sus orígenes en 1870, Bodegas Torres ha conseguido aunar tradición e innovación con el objetivo de liderar el sector del vino y del brandy de primera calidad, siempre elaborándolos con un riguroso respeto hacia el medio ambiente. Entre los reconocimientos más recientes, destaca el de la Marca de vinos más admirada del mundo en 2014 y 2015 según un ranking que publica la revista británica Drinks International. Hoy, coinciden al frente del negocio la 4ª generación de la familia, representada por el presidente de la empresa, Miguel A. Torres, y los vicepresidentes, Juan M. Torres y Marimar Torres, y la 5ª generación formada por Miguel Torres Maczassek –director general del grupo Torres desde septiembre del 2012–, Mireia Torres Maczassek –directora de Torres Priorat y de Jean Leon y responsable del área de I+D+i–, Arnau Torres Rosselló y Cristina Torres. Otros dos miembros de la familia, Anna Torres Maczassek y Marta Torres Rosselló, son miembros del Consejo de Administración. Waltraud Maczassek, esposa de Miguel A. Torres, preside la Fundación Miguel Torres.