Desde 1923, en Chablis, en Borgoña, el trabajo minucioso de los viticultores que trabajan juntos bajo el lema La Chablisienne ha dado lugar a vinos cuya magnificencia se ve amplificada por el paso del tiempo. Estos vinos, procedentes de un mosaico de «climats», o parcelas de viñedos, ofrecen una paleta de emociones marcadas por un toque verdaderamente mineral.
Chablis, a medio camino entre París y Beaune, constituye la verdadera puerta de entrada al tesoro de los vinos de Borgoña. Los viñedos, situados a ambas orillas del río Serein, cubren 6.800 hectáreas (unas 17.000 acres) en 20 pueblos. De las 4.700 hectáreas en producción, La Chablisienne por sí sola representa casi el 25% y produce todos los vinos de la denominación Chablis.